La Superintendencia de Industria y Comercio y CuídaLE hacen un llamado al Gobierno Nacional.
El decreto 616 de 2006 prohíbe “la adición de lactosueros a la leche en todas las etapas de la cadena productiva” y “la comercialización en el territorio nacional de productos destinados al consumo humano con la denominación “leche”, cuando presenten modificaciones en su composición natural, tales como: ingredientes, aditivos o cualquier otra sustancia no autorizada por la normatividad colombiana vigente para leches y sus tipos”, sin embargo, se hace necesario analizar el panorama de un país en el que aún existen empresas que continúan ofreciendo en el mercado leche adulterada con lactosuero.
En línea con lo anterior, se llevó a cabo el foro virtual ‘Leche vs. lactosuero: el gran desafío para Colombia’, un encuentro en el que estuvieron presentes diferentes actores que se encuentran trabajando bajo un mismo objetivo: visibilizar las irregularidades de las que son víctimas los niños al ofrecerles leche adulterada con lactosuero.
Un llamado a la acción
El problema de la leche adulterada en el país lleva varios años, y en ese sentido, una de las autoridades competentes que ha venido tomando acciones para frenar dicha situación es la Superintendencia de Industria y Comercio, quien para esta ocasión, aclaró qué tipo de funciones necesita que algunas entidades realicen o sigan realizando para lograr una transformación sustancial de la realidad.
“Es necesario tener un circulo virtuoso en donde varios actores participen, razón por la cual, el primer llamado es a que alcaldes locales y municipales, adelanten sus funciones de inspección, vigilancia y control, sobre todo aquellos en donde hay cuencas lecheras o producción lechera, que es en más del 90 por ciento del país. El segundo, es a que articuladamente, como lo hemos hecho con el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural en otras funciones y competencias, podamos seguir en esta cruzada por la pedagogía respecto a cómo se debe recabar el producto, comercializar, tratar, ofertar y vender cumpliendo los estándares legales; ahí hay una responsabilidad compartida entre mandatarios locales, Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, Ministerio de Salud y Protección Social, el Invima y, si se quiere, la Superintendencia de Industria y Comercio”, afirmó Andrés Barreto, superintendente de Industria y Comercio, agregando que “¿Cuáles son los niveles de responsabilidad? Los alcaldes hacen inspección, vigilancia y control como autoridad del consumidor en sus municipios, el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural es quien nos da la reglamentación para visitar los hatos lecheros y mirar esto sobre el tema del pago del precio, el Ministerio de Salud y Protección Social debe expedirnos la resolución, normativa o regulación; no quiero cometer aquí una imprecisión jurídica respecto a qué instrumento sería para darnos total certeza de cuál es el porcentaje tolerable para la prueba técnica en el laboratorio del Invima y así nosotros poder actuar. El Invima, que ya logró el laboratorio y su certificación, adelantar las pruebas técnicas con la reglamentación que el Ministerio de Salud y Protección Social le dé y, la Superintendencia de Industria y Comercio, continuar en sus esfuerzos de inspección, vigilancia y control a través de metrología legal, que va desde la finca hasta el supermercado, y a través de la Delegatura de Protección del Consumidor, que va desde la empresa hasta el supermercado”.
A su turno, Cristina Plazas, directora de CuídaLE, se unió al llamado hecho por parte de la Superintendencia de Industria y Comercio con el propósito de ayudar a que se concreten las intenciones que existen sobre controlar la adulteración de la leche con lactosuero.
“Hemos hecho varias cosas, hemos abierto varios canales de comunicación y hemos trabajado con el Ministerio de Salud y Protección Social, el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural y la Superintendencia de Industria y Comercio, pero hasta ahora solo son buenas palabras y pocas acciones porque no tenemos aún una resolución con la famosa línea base. Hoy lo dijo claramente el superintendente, sin esa línea base, el superintendente no puede actuar (…) Por el otro lado, la Ley es clara en Colombia, no se puede adulterar, no se le puede incluir lactosuero a la leche (…) Lo que nosotros esperamos, desde la sociedad civil, es que el Gobierno Nacional cumpla con esa promesa de hacer todo para que no exista adulteración de leche en Colombia”, puntualizó.
¿Qué dicen las demás entidades?
Para empezar, Patricia Savino, nutricionista, académica asociada de la Academia Nacional de Medicina (ANM) y directora general del Centro Latinoamericano de Nutrición (CELAN), expresó que “la leche con lactosuero es un engaño, no es leche. Además, los efectos que tiene es que la leche como tal se diluye y, al diluirse, no solamente afecta las proteínas, sino también a otros nutrientes como la vitamina A y D que son necesarias tanto en el crecimiento de talla de los niños como en el cognitivo”, agregando que “quiero hacerles un llamado de atención porque esto es un engaño a la población, el lactosuero no es malo, hay muchos productos que contienen lactosuero, que se pueden adaptar y que tienen una serie de beneficios, pero hay que llamarlo por el nombre que es y no por el que no es”.
Por su parte, Roberto Ramírez, presidente de Demogan explicó que “Demogan es un movimiento que está interesado en la democratización y modernización de la ganadería. Está muy orientado a los ganaderos, empezando por los pequeños ganaderos que tienen que ser cuidados y que son las personas que prenden el bombillo del país todos los días cuando se levantan y empiezan a ordeñar. El ordeñador, que muchas veces es un campesino con su familia, es la persona que lleva a cabo el primer paso para darle seguridad alimentaria a Colombia. Empezamos este tema porque nos sorprendieron los precios bajos que había en las góndolas de algunos supermercados. No entendimos cómo era y la primera preocupación que tuvimos era que si le estaban pagando más barata la leche al campesino; cosa que sería inaceptable. Nos encontramos con que los campesinos no se nos quejaban particularmente de esa situación y entonces se nos ocurrió que podía tener algún sucedáneo. Encontramos que en el 2006 ya se había reglamentado y estaba prohibido agregar algo a la leche; mencionaban de manera puntual al lactosuero”.
Por último, Zulma Fonseca, directora de Nutrición del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) habló sobre la normatividad actualizada. “Son dos líneas de trabajo y una de ellas es la necesidad urgente de contar con esa normatividad actualizada que nos dé claridad frente a cuáles son esos límites que debemos contemplar, de tal manera que, en el caso particular del ICBF, podamos reforzar todavía más esas fichas técnicas que nosotros tenemos establecidas para los diferentes alimentos, en este caso, para la leche, y exigirles a quienes venden la leche a nuestros operadores que ese sea un criterio específico. Nosotros decimos en la ficha técnica del alimento que no debe contener lactosuero, pero está la limitante de no tener especificados los límites para un mayor refuerzo en la exigibilidad y garantizar que la leche y el aporte que estamos dando cumple con lo establecido”, concluyó.